jueves, 5 de noviembre de 2009

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Si los cantos de aquel pájaro resonaran en mi habitación, ya me hubiera vuelto loco y tal vez en vez de escribir estaría cagando los coches desde la azotea, por eso, mejor antes de dormir me pongo dos pequeñas zanahorias en las orejas, así los conejos que viven ahí adentro cenan y los cantos de aquel pájaro cesan.